Sheera

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Sheera es uno de los cientos de casos que pueden leerse cada día en las redes sociales sobre galgos, una raza a la que parece que le han echado una maldición. Daniel iba conduciendo por la carretera que sale de la M-40 hacia El Pardo cuando vio un cuerpo esquelético cojeando junto a la calzada. Fue hace unos días, en pleno mes de diciembre, una jornada de esas en las que el frío se te mete hasta los huesos. Daniel paró el coche para cogerla, pero Sheera huyó despavorida al verle salir del vehículo. Necesitaba ayuda para conseguir cogerla, así que movilizó a sus hermanos, quienes acudieron con otro coche y una moto. Poco a poco fueron cercándola con sus vehículos (ya que si bajaban, Sheera huía de terror) hasta que se metió en una finca privada, fuera de cualquier vía con el riesgo de ser atropellada.
Una vez allí, uno de los hermanos de Daniel consiguió ganarse su confianza con paciencia y comida. Finalmente pudo llevársela en brazos y la metieron en el coche para llevarla a casa de sus padres.
Era evidente a simple vista que Sheera tenía una fractura en la pata, pero no tenían dinero para llevarla al veterinario. Se pusieron en contacto con la Fundación Mascoteros y les dijimos que les ayudábamos, pero también había que buscarle un hogar ya que Daniel no podía tenerla mucho tiempo en casa de sus padres. Tras tres días de búsqueda apareció José Manuel, un chico con mucho corazón que no pudo evitar que su corazón se conmoviera y decidió darle un hogar a Sheera.
Como un cuento de Navidad, de esos que te hacen llorar, la vida de Sheera había cambiado. En apenas tres días pasó de ser una perra desnutrida y mal herida vagando por una carretera a unas temperaturas horriblemente bajas, a poder ser sanitariamente atendida y, sobre todo, estar feliz junto a una familia que la quería de verdad y no como simplemente una herramienta o juguete.
El pasado 20 de diciembre Sheera fue intervenida por el equipo veterinario de Carlos Rodríguez en el Centro Veterinario Mascoteros de Rivas-Vaciamadrid de una luxación de los tarsos de su extremidad posterior derecha y se encuentra recuperándose en el calor de su nuevo hogar.

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