Jackie comenzó su vida conociendo la crueldad del ser humano, ya que con apenas unas horas de vida fue arrojado a un contenedor de basura. Él lloraba metido en aquella bolsa esperando a que su mamá acudiera a su rescate. Cuando su vida se empezó a apagar vió como una luz se hacía en la plena oscuridad de aquella bolsa de basura. Era Encarna, una abuelita que le recogió entre sus brazos y sin dudarlo se lo llevó a casa, sin saber si esa bolita de pelo saldría adelante.
Encarna es toda una experta en enfrentarse a cualquier contratiempo, con sus casi 80 años tiene la custodia de 3 nietas a las que saca adelante con su pensión. Además, la más pequeña de sus nietas fue intervenida de un túmor hace un año que, a pesar de ser benigno, le afectó al nervio óptico y poco a poco se está quedando ciega.
A pesar de todo ello, Encarna hace de su casa un hogar dichoso y al que Jackie les ha ayudado mucho a sentirse muy felices. Hace unos meses una de sus nietas se tropezó y se cayó encima de Jackie con la mala suerte que le partió una pata. La situación económica de la familia les hacía del todo imposible pagar una cirugía que superaría con creces el presupuesto familiar, así que estabilizaron la patita de Jackie y la fractura se consolidó sola.
Desde entonces Jackie ha sufrido muchos dolores y no apoyaba la pata. Fue una familiar de Encarna que vive en Madrid la que se puso en contacto con nosotros cuando se enteró de la situación de Jackie, para preguntarnos si les podíamos ayudar de alguna manera a operar al perro y que ellos pudieran pagar una pequeña cantidad poco a poco.
Lógicamente, al ver la situación familiar de Encarna, decidimos hacernos cargo de la cirugía de Jackie sin que supusiera un coste para esta entrañable abuelita que es toda una heroína.
Jackie fue trasladado de Murcia a Madrid a casa de su familiar para ser intervenida para resolver la fractura, además fue esterilizado y se le implantó el microchip.