Era un lluvioso día de verano cuando Guadalupe se encontraba esperando en la parada de autobús y de repente vio como un joven gato naranja se arrimó a ella en busca de mimos. Estaba empapado y extremadamente delgado. A Guadalupe la asombró ya que sabe que los gatos en la calle no suelen ser tan confiados, así que este pequeño seguramente se habría escapado de alguna casa o tal vez, siendo época estival cuando para algunos desaprensivos sus peludos son un estorbo para disfrutar de sus vacaciones, había sido abandonado.
Guadalupe lo cogió en brazos y se lo llevó. Tras comprobar que Michu, como le habían llamado, no tenía chip, así que decide llevárselo a casa. Esta mujer no tiene muchos medios: divorciada de un marido que se fue de España y del que poco o nada ha querido saber de ella y de sus tres hijas, sin un empleo fijo, trabaja en todo lo que la salga para así sacar a su familia adelante. Es consciente que Michu es una carga más y necesita buscarle un hogar. La protectora Vydanimal, asociada a la Fundación Mascoteros, decide hacerse cargo de esterilizarle para así facilitar a Guadalupe la labor de buscarle una adopción. Desde entonces los meses pasan y nadie pregunta por Michu. Y se convierte en un miembro imprescindible del hogar de Guadalupe y sus tres hijas.
Los días previos al Día de Reyes todo son nervios en casa de Guadalupe. Las niñas participan en una de las carrozas de la cabalgata de su barrio y Guadalupe se las ingenia por hacerle los disfraces ella misma con los retales que ha ido consiguiendo. Michu se ve atraído por esos elementos de costura que poblan su guarida, así que decide jugar con ellos, ingiriendo, sin que su familia se de cuenta, algunos hilos.
La víspera de Reyes, Guadalupe se da cuenta que Michu no come, ni bebe, además de encontrarse muy decaído. Al día siguiente, mientras en el resto de hogares todos se juntan alrededor del árbol para abrir sus regalos, Guadalupe y sus hijas están junto a Michu, que se encuentra en estado muy grave, sin saber qué hacer ni dónde poder llevarle.
Se les ocurre llamar a la protectora Vydanimal quienes les remiten a la Fundación Mascoteros y rápidamente nos ponemos manos a la obra para atender a Michu el mismo Día de Reyes. Tras hablar con la familia y realizarle una ecografía y radiografía, sospechamos que ha podido ingerir un cuerpo lineal (hilos). Michu está muy grave, se encuentra deshidratado y semi-inconsciente, así que le metemos en quirófano esa misma noche. Se le realiza una enterotomía que dura hasta media noche (dos horas y media) en la que se le extrae varios hilos a lo largo de su tracto digestivo, uno de ellos se encontraba enredado en la lengua y le llegaba hasta el ciego.
Tras varios días en estado grave, parece que Michu evoluciona correctamente. A Guadalupe y a su familia le han traído este año los Reyes lo que más deseaban: que Michu pudiera salvarse.