Miau

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Miau pertenece a una familia muy humilde. Pedro vive con su abuela, una mujer dependiente con demencia senil, desde que se quedó huérfano. Tiene que cuidar de ella, no se puede quedar sola, lo que le impide buscar un empleo, siendo una mínima ayuda de ‘cuidador no profesional de persona en situación de dependencia’  el único ingreso que entra en su casa.

El pasado mes de enero, Miau sufrió un accidente al caerse por la ventana y se rompió una de sus patas delanteras. Pedro le llevó a un veterinario con los pocos ahorros que podía tener, lo suficiente para hacer a penas una radiografía. Le dijeron que tenía que ser intervenido, pero si apenas se podía permitir la consulta, era impensable pagar una cirugía…

Estuvo buscando ayuda durante más de una semana y alguien le habló de la Fundación Mascoteros. Cuando supimos su situación, le citamos lo antes posible para que nuestro equipo veterinario le viera. Tras realizarle nuevas pruebas radiológicas, determinaron que Miau tenía una fractura distal de húmero ‘en explosión’.

Decidimos operarlo para intentar salvar la pata, aunque no lo teníamos todo de nuestra parte ya que tenía el húmero hecho pedazos literalmente y le había afectado a los tejidos alrededor al haber pasado tantos días desde la fractura. Durante un mes Pedro ha venido a la consulta con Miau cada dos días, para realizarle las curas necesarias y mantener el vendaje en su sitio. También hemos ido aprovechando para realizarle los tests y ponerla el microchip. Pero pese a los esfuerzos del equipo veterinario como de su propietario, finalmente tuvimos que amputarle la pata.

Desde entonces Miau a mejorado mucho y se apaña muy bien con sus tres patitas. Ya ha pasado otro mes más en el que ha  tenido que acudir varias veces en semana para realizar las curas correspondientes y comprobar que todo marcha bien. A parte de ayudar a Pedro atendiendo en todo lo necesario a su querida gatita, también le hemos tenido que ayudar con la gasolina para poder acudir tantísimas veces al veterinario (lleva acumulados más de 1.000 kilómetros en trayectos).

Aunque ya Miau está un poco cansada de tantos viajes y veterinarios… pero ¡pronto estará totalmente curada! Y en cuanto se recupere del todo aprovecharemos para esterilizarla y ponerle al día de sus vacunas.

 

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