Ha sido mucho el tiempo que Loba ha tenido que esperar para ser intervenida. A finales del mes de agosto recibíamos la llamada de auxilio de Loli. Hace unos días se encontró a un pequeño gato malherido en las calles de Villarrobledo en Albacete. Tal vez un atropello o una patada, eso da ahora igual, había provocado que este pequeño felino de apenas semanas tuviera una fractura de tibia y peroné.
Había que traerlo a Madrid a operar pero Loli no podía acudir a la clínica a las revisiones, sobre todo la primera semana cuando pueden llegar a ser diarias. Así que nos dispusimos a buscar una casa de acogida en Madrid para Loba: un hogar para unos días para una pequeña cachorrita con la patita rota ¡sería una tarea sencilla!
Pero los días pasaban y nadie se ofrecía: publicaciones en redes, mailings… nada salía para Loba y sus huesos iban formando callo óseo en una mala posición. Cuando nos estábamos dando por vencidos, apareció un ángel que ofreció su casa: Sara.
Sara es el más claro ejemplo de que quién quiere, puede. Sara es enfermera en un hospital y tiene largas jornadas de trabajo de día o de noche, según el turno que toque. Además es mamá, vive sola y cuida de alguna colonia callejera. Su hogar no se encuentra precisamente cerca de nuestra clínica veterinaria, por lo que tiene un largo camino que realizar cada vez que tiene que acudir a una revisión. Al ver que no salía nada para Loba, no pudo resistir hacer un esfuerzo más en su día a día ‘por unos días’.
Loba por fin vino de Albacete el 21 de septiembre y esa misma noche fue intervenida. Tras una semana de mimos y cuidados de primera en casa de Sara, Loba está evolucionando favorablemente y pronto podrá irse a su casa albaceteña para acudir semanalmente a revisión.
